![]() |
Autor: Sam Van Olffen |
"Aquellos londinenses eran como un gas, pensó Mallory, como una nube de átomos diminutos. Rotos los vínculos sociales, se habían limitado a separarse como las esferas gaseosas perfectamente elásticas postuladas por las leyes de Boyle. Por sus ropas, en su mayoría parecían personas bastante respetables, pero ahora se limitaban a mostrarse temerarios, desposeídos por un caos que los había sumido en el vacío moral. La mayor parte, pensó Mallory, jamás había visto nada ni remotamente parecido. Carecían de valores adecuados para juzgar o comparar. Se habían convertido en títeres de sus más básicos impulsos.
Al igual que los miembros de la tribu cheyene de Wyoming que bailaban dominados por el demonio del alcohol, los buenos ciudadanos del Londres civilizado se habían rendido a la locura primitiva. Y por su evidente expresión de dicha, Mallory se dio cuenta de que lo disfrutaban. De que lo disfrutaban muchísimo. Era para ellos un arrebato, una libertad perversa, más perfecta y deseable que cualquier otra que hubieran conocido jamás."
Al igual que los miembros de la tribu cheyene de Wyoming que bailaban dominados por el demonio del alcohol, los buenos ciudadanos del Londres civilizado se habían rendido a la locura primitiva. Y por su evidente expresión de dicha, Mallory se dio cuenta de que lo disfrutaban. De que lo disfrutaban muchísimo. Era para ellos un arrebato, una libertad perversa, más perfecta y deseable que cualquier otra que hubieran conocido jamás."
La Máquina Diferencial (1990)
No hay comentarios:
Publicar un comentario