"Y entonces comprendió que aquella ciudad de máquinas, aquella ciudad sobria, fanática, buscaba de noche la compensación a la locura de sus días de trabajo, que la ciudad, de noche, se perdía como loca, como demente, en la borrachera de un placer que, llevándola a lo más alto y hundiéndola en lo más bajo, era una dicha sin límites, inmensamente destructiva."
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