"El aroma es lento. Por eso no se adecúa, ni desde una perspectiva medial, a la época de las prisas. Los aromas no se pueden suceder a la misma velocidad que las imágenes ópticas. A diferencia de estas, ni siquiera se dejan acelerar. Una sociedad regida por los aromas seguramente no desarrollaría ninguna propensión al cambio y la aceleración. Se alimentaría del recuerdo y la memoria, de la lentitud y la perdurabilidad. Pero, en cambio, la época de las prisas es un tiempo de visión «cinematográfica». Acelera el mundo convirtiéndolo en un «desfile cinematográfico de las cosas». El tiempo se desintegra en una mera sucesión de presentes. La época de las prisas no tiene aroma. El aroma del tiempo es una manifestación de la duración. Rehúye la acción, el «goce inmediato». Es indirecto, da rodeos, está mediado."
El Aroma del Tiempo (2009)
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